El hongo de Chernobyl y el secreto de la radiosíntesis El hongo de Chernobyl y el misterio de la radiosíntesis

El hongo de Chernobyl y el secreto de la radiosíntesis El hongo de Chernobyl y el misterio de la radiosíntesis

En el corazón de las ruinas de Chernobyl, donde décadas después aún persisten las consecuencias radiactivas, está creciendo un extraño tipo de vida. Las paredes oxidadas del reactor número cuatro, que alguna vez fueron la fuente del mayor desastre nuclear del mundo, ahora albergan criaturas que parecen haber hecho un pacto con la muerte. entre ellos, Un hongo negro llamado Cladosporium sphaerospermum Crece increíblemente rápido.

Este organismo no sólo escapa de los rayos radiactivos, sino que también sobrevive mejor en ambientes con mayor cantidad de radiación. Su color oscuro se debe a su existencia. Melanina (Melanina) es; La misma sustancia que juega un papel protector contra la luz en la piel humana. Pero en este hongo la melanina puede tener una función mayor.

Los científicos creen que este hongo puede absorber y utilizar la energía de los rayos radiactivos de forma biológica, al igual que las plantas utilizan la luz para la fotosíntesis.

el proceso al queRadiosíntesis(Radiosíntesis) dicen, aún no está comprobado, pero sus señales son asombrosas. Si esta hipótesis es correcta, Chernobyl no es sólo un símbolo de destrucción sino también un testigo del nacimiento de un nuevo tipo de bioenergía.

1. Chernobyl: donde se forma una extraña vida después de la muerte

Después de la explosión de la central nuclear de Chernóbil en 1986, un radio de varias decenas de kilómetros alrededor del reactor quedó contaminado con rayos radiactivos. Esta zona se convirtió en una “zona prohibida” y la vida humana acabó para siempre. Pero en ausencia del hombre, la naturaleza encontró su camino y poco a poco regresaron nuevas formas de vida.

A finales de los años 90, un grupo de investigadores ucranianos dirigidos por Nelli Zhdanova, de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, se adentró en el corazón de la zona para ver si todavía había algún rastro de vida en el refugio de hormigón que rodeaba el reactor. Lo que encontraron fue increíble: una comunidad de hongos había crecido en las paredes contaminadas por la radiación. Identificaron 37 especies, la mayoría de las cuales eran de color oscuro o negro y ricas en melanina.

Entre ellos, prevaleció sobre todos una especie llamada Cladosporium sphaerospermum. Este hongo sobrevive a la exposición a intensos rayos radiactivos e incluso mostró un mayor crecimiento en esas condiciones. Para los científicos, tal adaptación parecía casi imposible; Porque los rayos radiactivos suelen desintegrar moléculas, alterar reacciones biológicas y romper cadenas de ADN.

Pero este hongo, contrariamente a todas las expectativas, no sólo no resultó dañado por la radiación, sino que parecía alimentarse de ella. Mientras que la radiación es una sentencia de muerte para los humanos, esta pequeña criatura la había convertido en el combustible de la vida. Chernobyl, una tierra destinada a permanecer sin vida, se convirtió en un laboratorio natural para redefinir el significado de “supervivencia”.

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2. Melanina: un pigmento que puede absorber energía.

Lo primero que llamó la atención de los científicos durante el examen microscópico fue el inusual color negro del hongo. Este color surgió de la alta concentración de melanina, el mismo compuesto que se considera un escudo natural contra la radiación ultravioleta en la piel humana. Pero en Chernobyl, el papel de la melanina fue más allá de la simple protección.

Los estudios han demostrado que cuando este hongo se expone a rayos radiactivos, la estructura electrónica de la melanina cambia y probablemente gana la capacidad de absorber y transferir energía. Esta hipótesis llevó a los científicos a proponer el término “radiosíntesis”: el proceso mediante el cual los organismos vivos convierten la energía de la radiación en energía biológica, similar a la fotosíntesis de las plantas.

Sin embargo, todavía no hay pruebas concluyentes que demuestren plenamente este mecanismo. Pero lo que sí es seguro es que la melanina del hongo de Chernóbil tiene dos funciones vitales: por un lado, es un escudo defensivo contra los rayos radiactivos y, por otro, puede convertir esos mismos rayos en una fuerza útil. Esta combinación simultánea de protección y explotación es el secreto de la supervivencia de esta criatura en un entorno mortal.

3. Cuando la radiación radiactiva se convirtió en una ventaja biológica

En la década de 2000, dos investigadores llamados Ekaterina Dadachova y Arturo Casadevall de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York comenzaron un nuevo estudio. Expusieron muestras de C. sphaerospermum a radiación ionizante y se sorprendieron al ver que el hongo no sólo no resultó dañado, sino que su tasa de crecimiento aumentó.

Los experimentos demostraron que los rayos radiactivos activan las estructuras electrónicas de la melanina y esta actividad conduce a una especie de transferencia de energía biológica en la célula. Los investigadores pensaron que la melanina en este caso tiene una función similar a la clorofila; Es decir, absorbe la energía ambiental y la hace utilizable en forma metabólica.

Aunque aún no se ha demostrado que este hongo sea capaz de fijar carbono (Fijación de Carbono) como las plantas, la evidencia muestra que la radiación no es una amenaza para él, sino una especie de factor de crecimiento. En biofísica, esta cuestión se considera un giro fundamental en el concepto de “radiación”: de destructora de vida a estimuladora de vida.

4. Chernobyl, un laboratorio para observar la evolución en el mundo real

Hoy, Chernobyl no es sólo un monumento a una catástrofe, sino que se ha convertido en un laboratorio natural para el estudio de la evolución biológica. A falta de humanos, las especies que toleran los rayos radiactivos han seguido su camino evolutivo. Los hongos son los mejores ejemplos para observar este proceso, especialmente por su corto ciclo de vida y sus rápidas mutaciones.

Cladosporium sphaerospermum es un ejemplo de esta sorprendente adaptación. Bajo la presión de la radiación, los genes relacionados con el metabolismo de la melanina han cambiado y estos cambios le han permitido florecer en un ambiente tóxico. Aún no está claro qué genes son exactamente responsables de este fenómeno, pero se han observado signos de cambios en la estructura de las proteínas unidas a la melanina.

En pocas palabras, la radiación radiactiva en Chernobyl ha desempeñado el papel de agente de selección natural en lugar de aniquilación. Este hongo negro ofrece una nueva imagen del concepto de supervivencia: donde la vida, incluso a partir de la muerte, produce energía.

5. De las ruinas de Chernóbil a la órbita terrestre: el viaje del hongo al espacio

En 2022, un grupo de científicos decidió sacar este misterioso hongo de Chernóbil y probarlo en un lugar completamente diferente: en la Estación Espacial Internacional (ISS). Su objetivo era investigar la capacidad de este hongo contra los rayos cósmicos, que son incluso más energéticos que los rayos radiactivos de la Tierra.

Montaron especímenes de Cladosporium sphaerospermum en la superficie exterior de la estación para exponerlos directamente a los rayos cósmicos. Los sensores debajo de los contenedores de prueba mostraron que la cantidad de radiación que pasaba a través de la capa de hongos era menor que la cantidad que pasaba a través del ambiente de control sin hongos. Esto significa que el hongo absorbió parte de la radiación y actuó como un escudo natural contra la radiación.

El objetivo principal de esta investigación no era investigar la radiosíntesis, sino probar la capacidad del hongo para reducir la penetración de la radiación para aplicaciones espaciales. Sin embargo, los hallazgos reforzaron la hipótesis de que la melanina del interior del hongo no sólo es un escudo protector sino también una estructura activa para gestionar la energía de los rayos radiactivos. Si se comprende adecuadamente este mecanismo, quizás algún día este hongo pueda usarse para proteger a los astronautas en viajes espaciales largos.

6. ¿Realmente los hongos se alimentan de rayos radiactivos?

La pregunta que aún queda sin respuesta es: ¿el hongo de Chernóbil realmente convierte la energía de la radiación en biocombustible? Las investigaciones realizadas aún no han logrado demostrar directamente esta cuestión. Los científicos no han podido demostrar el proceso de fijación de carbono ni la producción de moléculas energéticas mediante radiación.

Lo que se ha aclarado hasta el momento es el único cambio en el comportamiento de la melanina expuesta a los rayos radiactivos; Un cambio que puede ser reflejo de algún tipo de uso indirecto de la energía del haz. Algunos investigadores, entre ellos Nils Averesch de la Universidad de Stanford, creen que el fenómeno de la radiosíntesis sigue siendo una hipótesis apasionante pero no demostrada.

Sin embargo, la mera capacidad de este hongo para crecer mejor en ambientes radiactivos muestra que la vida puede encontrar formas impredecibles de sobrevivir. Quizás este proceso sea algo entre la absorción de energía y la reacción protectora; Un mecanismo que evolucionó no para la nutrición sino para el reordenamiento químico para resistir la presión de la radiación.

7. Otras setas negras y el rompecabezas de las diferencias

Cladosporium sphaerospermum no es el único hongo resistente a la radiación. Otras especies han mostrado un comportamiento similar. Por ejemplo, la levadura negra Wangiella dermatitidis muestra un mayor crecimiento cuando se expone a rayos radiactivos. En cambio, otra especie llamada Cladosporium cladosporioides sólo aumenta la producción de melanina pero no crece mucho.

Estas diferencias muestran que la reacción de los hongos a los rayos radiactivos no es la misma y puede depender del medio ambiente, la historia genética y el nivel de radiación. Aunque todos estos hongos son “melanogénicos”, sus vías metabólicas no funcionan igual. Esta diversidad de comportamiento es en sí misma una señal de que la evolución, incluso entre organismos similares, crea diferentes respuestas al estrés ambiental.

Desde un punto de vista científico, estas diferencias plantean una nueva pregunta: ¿son estas adaptaciones un paso aleatorio o una etapa de evolución hacia especies que pueden convertir la energía de la radiación en una fuente biológica sostenible? Aún no hay una respuesta definitiva.

8. El futuro de la radiosíntesis: de Chernóbil a las tecnologías humanas

Nuestro conocimiento hoy está todavía en la etapa de observación e hipótesis, pero las posibles aplicaciones de este fenómeno son impresionantes. Si se puede simular la función exacta de la melanina en la absorción y conversión de la energía de los rayos radiactivos, se podrá utilizar en el diseño de escudos vivientes para viajes espaciales, centrales nucleares o incluso hospitales de tratamiento radiológico.

Imagine una capa de microorganismos diseñados que puedan absorber radiación dañina como una armadura biológica y al mismo tiempo alimentarse de esa energía. Este enfoque no sólo revolucionará la protección humana, sino que también transformará el concepto de uso de la radiación.

La radiosíntesis puede parecer ahora ciencia ficción, pero en lo profundo del mismo reactor destruido de Chernobyl están surgiendo signos de una nueva verdad: que la vida puede prosperar no sólo contra las fuerzas de la muerte, sino también dependiendo de ellas.

9. Una lección del hongo negro de Chernobyl

Este pequeño hongo, aparentemente tranquilo y sencillo, es una metáfora de la tenacidad de la vida. Donde los rayos radiactivos traen la muerte al hombre, éste reconstruye la vida. Este fenómeno nos recuerda que la frontera entre destrucción y creación no siempre es clara; A veces la misma fuerza que mata, revive en otro cuerpo.

Chernobyl, que alguna vez fue un símbolo del desastre, ahora esconde entre sus muros secretos del futuro de la ciencia. Quizás la respuesta a grandes interrogantes biológicos, desde la fuente de energía hasta la posibilidad de vida en el espacio, esté en estos pequeños hongos negros.

Resumen final

El hongo negro Cladosporium sphaerospermum en Chernóbil pudo sobrevivir e incluso crecer contra la radiación radiactiva. Este fenómeno plantea la posibilidad de la existencia de un mecanismo llamado radiosíntesis, que puede ser un uso biológico de la energía de la radiación.
La melanina tiene un doble papel en este hongo: es a la vez un escudo protector y quizás una estructura para absorber energía. Aunque todavía no hay pruebas definitivas, esta observación demuestra que la vida puede fortalecerse a partir de la destrucción en las condiciones más difíciles.

❓ Preguntas frecuentes (FAQ)

1. ¿Qué es la radiosíntesis?
La radiosíntesis es una hipótesis que dice que algunos organismos pueden absorber la energía de los rayos radiactivos y utilizarlos para procesos biológicos, similares a la fotosíntesis en las plantas.

2. ¿Realmente el hongo de Chernobyl se alimenta de radiación?
Aún no se ha demostrado definitivamente, pero su comportamiento de crecimiento más rápido en presencia de radiación y el cambio en la estructura de la melanina refuerzan esta posibilidad.

3. ¿Es este hongo peligroso para los humanos?
No, este hongo no es patógeno y sólo crece en determinados ambientes con alta radiación. Su uso es mayoritariamente en investigaciones científicas.

4. ¿Se puede utilizar este hongo en el espacio?
Sí, una investigación en la Estación Espacial Internacional ha demostrado que este hongo puede absorber rayos cósmicos y ser útil como bioescudo para misiones espaciales.

5. ¿Tienen otros hongos la misma habilidad?
Algunos hongos negros similares, como Wangiella dermatitidis, han mostrado un comportamiento resistente cuando se exponen a la radiación, pero aún no se ha demostrado su capacidad de radiosíntesis.

6. ¿Cuál es la importancia de descubrir este hongo?
Este descubrimiento transformará nuestra visión de los límites de la vida y allanará el camino para nuevas tecnologías en protección radiológica y viajes espaciales.

Para lectores internacionales:

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El título de esta publicación es El hongo de Chernobyl parece haber desarrollado una habilidad increíble. Esta publicación explica cómo el hongo negro Cladosporium sphaerospermum sobrevive en condiciones radiactivas extremas y explora la hipótesis científica de la “radiosíntesis”: el uso biológico potencial de la radiación ionizante como fuente de energía.

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Dr. Alireza Majidi

Médico, autor y fundador del blog “Un Doctor”

Dr. Alireza Majidi, autor y fundador del blog “Un Doctor”.
Con más de 20 años de escritura continua “mixta” en el campo de la medicina, la tecnología, el cine, el libro y la cultura.
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