cuando Cuerno de mar de Rea En una escena del primer episodio de la serie.Para muchosEn medio de la ciudad sumida en el silencio, pregunta: “¿Qué nos ha pasado exactamente?”, el público siente que esta pregunta no proviene sólo de su lengua, sino que es una pregunta que toda nuestra generación está susurrando en un mundo demasiado amable, demasiado alineado y demasiado digitalizado.
Nueva serie David Gilliganel creador de “Breaking Bad” y “Better Call Saul”, no trata sobre drogas ni sobre un abogado corrupto, sino sobre un virus que aparentemente salva al mundo. Pero en el fondo, representa una especie de pesadilla filosófica: ¡Un mundo sin conflictos, sin violencia, sin dolor y por tanto sin sentido!
Inspirándose en el lema de los Estados Unidos (“E Pluribus Unum”, que significa “unidad en muchos” o “uno entre muchos”), la serie “Pluribus” es una imagen de la destrucción de la individualidad en la era de la unidad forzada. En este mundo todo el mundo es feliz, todo el mundo es benévolo y sólo una mujer es inmune a esta felicidad general.: Carol Storka, una autora desilusionada que odia sus libros románticos y ahora debe ser la última persona infeliz del mundo.
A primera vista, Pluribus es un drama de ciencia ficción; Pero por dentro es una reflexión sobre la naturaleza de la libertad y la identidad. La serie pregunta: Si es posible hacer felices a todos con un “vínculo mental colectivo”, ¿deberíamos seguir buscando la verdad? Este es el momento en que Gilligan, con la experiencia de dos décadas de narrativas antihéroes, ha llegado al punto opuesto: la narrativa de un héroe que odia la felicidad.

1. Un mundo sin fricciones: cuando la felicidad se inyecta a la fuerza
El episodio inicial infunde una sensación de inquietud más que de explicación. Primero nos encontramos ante una imagen tranquila de un observatorio espacial; Donde los científicos reciben una señal desde una distancia de 600 años luz. Desde el principio, Pluribus utiliza un tropo clásico de ciencia ficción: algo del exterior transforma la Tierra. Pero Gilligan inmediatamente cambia de rumbo.
Cuando el virus se propaga a través de un laboratorio infectado, el mundo desciende a la paz en lugar del caos. La gente tiene un ataque de nervios y luego se levanta con una sonrisa tranquila. La violencia, la competencia y la codicia desaparecen; Los estados se unen y cada hombre está dispuesto a morir por la felicidad de otro. El mundo se salva, pero la humanidad no.
En este punto, con la misma ingeniería narrativa que utilizó la química para explicar la moral en “Breaking Bad”, Gilligan utiliza la ciencia para mostrar la falta de significado. Utiliza un lenguaje que recuerda a “Invasion of the Body Snatchers” y “The Leftovers”, pero con un ritmo más lento y una sensación más caprichosa. Largos decoupages de ciudades tranquilas, amplios planos de cielo azul y silencios pesados transmiten una sensación de asfixia en lugar de paz.
Lo interesante es que a pesar de la construcción “utópica” del mundo, Gilligan la cubre con los signos visuales de la distopía: Colores demasiado brillantes, caras fijas y una mirada en blanco entre la multitud. Es este contraste visual el que lleva el concepto clave de “felicidad forzada” al centro de la narrativa.
2. Carol Storka; ¿Antihéroe o el último hombre de verdad?
Carol, interpretada maravillosamente por Rhea Seehorn, no soporta el nuevo mundo: una mente que duda. Es un escritor famoso que llama a sus novelas “tonterías románticas” y está disgustado por su fama. Pero esta mirada crítica lo vuelve inmune al virus colectivo.
En el primer encuentro con los “Otros”, la frase repetida “Solo queremos ayudarte, Carol” se convierte en uno de los diálogos más aterradores del año. La gente se acerca a él sonriendo, abrazándolo y hablando al mismo tiempo al unísono. La combinación de escenas luminosas y música tranquila crea un contraste surrealista que contrasta con la ansiedad interior del protagonista.
Al elegir a Seahorn, actor conocido por controlar sus emociones en “Better Call Saul”, Gilligan consigue retratar la violencia silenciosa de una mujer desilusionada que se ha convertido en la única fuente de dolor en un mundo sin conflictos. No es ni un antihéroe ni un salvador; Más bien, es nuestro espejo: Una persona que se para frente al mundo armonioso porque sabe que el significado nace de la fricción.
Desde la perspectiva del análisis filosófico, Carroll es la encarnación del concepto de “individualidad negativa” sobre el que escribieron Nietzsche y más tarde Hannah Arendt: una persona que prefiere sufrir antes que resolverse en la comodidad colectiva. AEsta interpretación convierte a “Pluribus” de una serie puramente de ciencia ficción en una obra existencialista.
3. La fría estética de la bondad: el lenguaje visual y la voz del único mundo
En términos de forma, “Pluribus” es el pináculo del estilo cinematográfico de Marshall Adams. Los amplios encuadres del desierto de Albuquerque, que representaban la soledad del héroe en “Breaking Bad”, son esta vez un signo del mundo ilimitado e irresistible. En los primeros episodios, los colores están sobresaturados, los rostros son más brillantes de lo habitual y se eliminan las sombras; Es como si la luz misma se hubiera convertido en parte de la red mental colectiva.
El sonido también juega un papel importante. La suave repetición de frases individuales por parte de la multitud crea una especie de música ambiental que gradualmente se vuelve psicológicamente amenazadora. La voz de Zosia, la educada y tranquila representante de esta sociedad, es similar a la voz de un asistente virtual; Un tono entre humanos e inteligencia artificial. Esta capa de audio se refiere metafóricamente al miedo moderno a la “unidad digital”: un mundo donde cada voz se vuelve una.
Desde otro ángulo, se puede decir que “Pluribus” es una crítica indirecta a la cultura de las redes sociales. Así como los algoritmos suavizan las diferencias para lograr el “consentimiento colectivo”, el virus de la serie alinea las mentes para eliminar los conflictos. Carol lucha contra este alineamiento; Es un símbolo del derecho a ser infeliz.
4. El humor negro en el corazón de la tragedia filosófica
En medio de la atmósfera pesada y las preguntas metafísicas, Pluribus es sorprendentemente divertido. Con un profundo conocimiento del ritmo del humor negro, Gilligan crea situaciones que son a la vez aterradoras y divertidas. Por ejemplo, la escena en la que el presidente le asegura a Carol en la televisión con una sonrisa falsa que “esto no es una invasión extraterrestre” me recuerda una combinación de “Doctor Strangelove” y nuestras noticias diarias.
Este humor, al igual que los trabajos anteriores de Gilligan, no se utiliza para hacer bromas sino para mantener la humanidad en medio del absurdo. Los chistes de Carol para sí misma, sus miradas a la cámara y sus reacciones nerviosas salvan al público de ahogarse en la desesperación. Esta característica hace que “Pluribus” tenga una especie de calidez oculta, a diferencia de las habituales series post-apocalípticas; La calidez que surge del conocimiento exacto de la soledad humana.
5. ¿Vale la pena ver “Pluribus”?
La respuesta corta es sí, pero no por razones sencillas. “Pluribus” no está hecho para el espectador que busca emociones rápidas o acertijos que se puedan resolver. Esta serie invita al espectador a reflexionar sobre su silencio y lentitud.
Lo que Gilligan ha creado es más que una historia sobre cómo salvar al mundo, es una historia de resistencia individual en un mundo que ya no necesita resistencia.
Desde un punto de vista técnico, la serie puede a veces ralentizar su ritmo y los episodios intermedios se centran demasiado en los detalles de los procesos, pero esta lentitud forma parte de la lógica interna de la obra. Un mundo sin conflictos debería ser lento y sin prisas. Es precisamente en esta lentitud donde nace el significado.
La serie “Pluribus” no trata sobre el fin del mundo ni sobre el comienzo de la utopía; Se trata del momento en que una persona se da cuenta de que la paz absoluta es la muerte gradual de la voluntad.
6. La filosofía de la felicidad forzada
El concepto central de Pluribus se basa en la idea de felicidad forzada. El virus que llegó a la Tierra desde el espacio ha hecho que todos estén en paz y sonrían. Pero esta sonrisa es en realidad una forma de optar por no participar. Aquí es donde Gilligan se acerca a la tradición intelectual de Aldous Huxley y George Orwell. Así como en “Un mundo feliz” los humanos sacrificaron sus sentimientos para mantener la estabilidad, aquí también los humanos venden su individualidad a cambio de la paz.
Pero la sutil diferencia es que Gilligan no se propone hacer que la felicidad sea aterradora, sino redefinirla. Pregunta: Si todo sufrimiento desapareciera, ¿sería todavía posible experimentar el amor? ¿El significado del arte permanece sin ansiedad, celos y miedo? En respuesta, coloca a Carroll, la única figura infeliz del mundo, en contraste con la multitud sonriente, recordando el poema de Nikki Giovanni, quien dijo: “Esta década es la década de la soledad”.
De hecho, Gilligan toma la felicidad forzada como una metáfora de la sociedad contemporánea, donde los algoritmos y la publicidad impulsan nuestras emociones hacia una gratificación constante. Como la inteligencia artificial es una presencia simbólica en el trasfondo de la serie, “Pluribus” es una especie de crítica velada de un mundo que ya no permite el dolor.
En una entrevista con la revista Variety, Gilligan dijo que escribió la serie años antes de la era de la inteligencia artificial, pero ahora siente que la historia trata accidentalmente de nuestro tiempo. Este carácter no deseado hace que el trabajo sea más creíble.
7. Raíces temáticas en los trabajos anteriores de Gilligan.
Para comprender la profundidad de Pluribus, hay que revisar el proceso de pensamiento de Gilligan. En Breaking Bad, el hombre cayó moralmente para ganar poder, en Better Call Saul, la moralidad se convirtió en un sacrificio por la supervivencia. En Pluribus, sin embargo, la moralidad y la supervivencia han desaparecido porque no son necesarias. Un mundo construido sin conflictos no necesita ley ni justicia.
De hecho, Gilligan pone fin al camino lógico de su carrera. Si Walter White representaba al “hombre hecho a sí mismo”, Carroll representa al “hombre sin rumbo”. Walter quería ser libre en un mundo lleno de leyes y restricciones, pero Carol quiere volver a experimentar restricciones en un mundo sin fronteras y sin paz.
Este giro semántico hace de Pluribus algo más que una simple serie entretenida. Gilligan, que ha escrito antihéroes durante años, ahora pregunta si es hora de definir un nuevo héroe. Un héroe que lucha no para salvar el mundo sino para restaurar los defectos.
8. Zosia y la dualidad de la empatía
El personaje de Zosia, interpretado por Carolina Vidra, es una de las novedades más interesantes de la serie. Representa la mente colectiva, pero a diferencia de los demás, muestra emociones limitadas. En una conversación con Carol, él le dice que “lo sabemos todo, pero no podemos mentir”. Esta frase forma la base del conflicto moral de la serie: el conocimiento sin agencia es una forma de estupidez.
Zosia intenta convencer a Carol de que unirse al grupo acabará con el dolor. Pero Carol responde con razón: “El dolor es lo que me hace real”. Este diálogo, entre los muchos diálogos de la serie, se convierte en su eje filosófico.
La relación entre estas dos mujeres está diseñada de forma sutil similar a la relación entre Saul Goodman y Kim en Better Call Saul. Zosia, como Kim, es racional, paciente y aparentemente amable, pero debajo de su calma se esconde un deseo de control. Carol, al igual que Saul, teme la dependencia pero, en última instancia, la necesita. Esta repetición oculta muestra a Gilligan utilizando dinámicas humanas familiares para crear un nuevo drama.
9. Crítica social oculta
Si miramos a Pluribus desde un punto de vista sociológico, esta obra es una interpretación del mundo post-social media. Así como en la era digital la gente se ve impulsada al “pensamiento colectivo”, aquí el virus conecta la voluntad individual a una red global. Todos sonríen porque todos están conectados a la misma fuente emocional.
Utilizando señales familiares de la cultura mediática, incluidas transmisiones en vivo, vallas publicitarias digitales y voces sincopadas, Gilligan crea un mundo que guarda un peligroso parecido con la realidad. En este mundo, la paz se ha convertido en una mercancía y la disidencia se considera una enfermedad.
10. Tecnología y mente colectiva
La serie comienza desde el primer episodio con un concepto científico: una señal del espacio profundo que provoca la creación de una hebra de ARN y luego se convierte en un virus mental. Esta narrativa científica es una excusa para plantear cuestiones filosóficas sobre la tecnología.
El virus en Pluribus no es un enemigo extranjero sino una forma evolucionada de comunicación humana. Cuando las personas se conectan y se sienten unas a otras, la violencia desaparece pero también la agencia. Gilligan dijo en su entrevista que su objetivo era mostrar “el resultado final de una empatía absoluta”. Esta idea es el concepto de “red neuronal global” en el lenguaje tecnológico contemporáneo.
Cada vez que la multitud habla entre sí, sus voces se hacen eco con un efecto similar a un retardo digital, como si sus mentes se sincronizaran a través de Internet. El diseño sonoro de estas escenas es similar al sonido del procesamiento de datos. El mundo de la serie tiene una apariencia natural, pero se siente como si todo pasara por un filtro digital.
En consecuencia, el virus Pluribus es una metáfora de Internet; Una herramienta que fue creada originalmente para conectar a los humanos, pero que gradualmente eliminó la individualidad. Así como los algoritmos utilizan el comportamiento colectivo para predecir deseos, la mente colectiva utiliza la memoria humana para construir una voluntad unificada.
11. Final abierto y perspectiva de futuro.
Al final de la primera temporada, Carol se enfrenta a una decisión difícil: quedarse y luchar o disolverse entre la multitud. La serie termina sin respuesta, pero en el último plano mira al cielo y sonríe por primera vez. El público no sabe si esta sonrisa es de esperanza o de rendición. Esta ambigüedad es la mayor fortaleza de la serie.
Con Pluribus, Gilligan no sólo regresa a sus raíces de Expediente X, sino que también introduce una nueva forma de narrativa filosófica de ciencia ficción. Una obra que, en lugar de temer a lo desconocido, teme demasiado a la paz. De un mundo donde todo es verdad y por tanto nada es real.
resumen
La serie Pluribus muestra que la mayor amenaza para el hombre no es el mal manifiesto sino la bondad infinita. Un mundo donde nadie grita es en realidad un mundo de muertos. Carol, con todas sus debilidades y enojo, es la única persona viva entre la multitud.
Con esta serie, Gilligan demuestra que la televisión todavía se puede utilizar para filosofar. En lugar de predicar, utiliza imágenes y silencio para plantear cuestiones morales. El resultado es una obra que es a la vez cinematográficamente impresionante e intelectualmente audaz.
Si Breaking Bad es la historia de la caída del hombre y Better Call Saul es la historia de la purificación, Pluribus es la historia del regreso del hombre. Un retorno a uno mismo, a la imperfección, a la libertad.





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