La característica común entre los adictos a correr y los adictos al trabajo 10 rasgos compartidos entre los adictos a correr y los adictos al trabajo

La característica común entre los adictos a correr y los adictos al trabajo 10 rasgos compartidos entre los adictos a correr y los adictos al trabajo

Es temprano en la mañana y la calle todavía está cubierta por una fina niebla del amanecer. El sonido de las zapatillas golpeando el asfalto resuena en el silencio de la calle. Un hombre en ropa deportiva, con auriculares en los oídos y jadeando pasa junto a una panadería y una parada de autobús. Su rostro está cansado, pero hay una luz de satisfacción en sus ojos. En ese momento, en otro rincón de la ciudad, una mujer está sentada ante su escritorio en una oficina vacía y ha encendido su portátil. Aún no son las siete de la mañana y vino primero a trabajar para responder los correos electrónicos de anoche. Ambos son de dos mundos diferentes, pero en el fondo de sus mentes late un único motivo.

Estas dos personas, aunque parecen diferentes, son extrañamente similares en sus sentimientos internos. Ambos buscan una sensación de control, significado y paz con una obsesión oculta. Uno busca la liberación en el ritmo regular de sus pasos, y el otro en el flujo interminable de trabajos y proyectos. Ambos tienen miedo de detenerse porque detenerse significa enfrentarse al silencio interior, al vacío y a pensamientos reprimidos durante años.

A primera vista, los adictos a correr y los adictos al trabajo pueden parecer vivir en dos mundos diferentes, pero en el fondo siguen un patrón común. Ambos buscan alivio, que no buscan en el descanso sino en el movimiento sin fin. Esta búsqueda, aunque pueda parecer saludable o fructífera en la superficie, en última instancia puede ocultar las mismas raíces de ansiedad y compulsión en su corazón. La verdadera pregunta es: ¿Qué hay en la mente humana que hace que una actividad productiva sea una forma de escapar de emociones ocultas?

1- Adicción conductual, diferencia de apariencia, similitud en el mecanismo mental.

En psicología, la adicción conductual es un tipo de dependencia que no se forma sobre la sustancia sino sobre el comportamiento. Correr y trabajar son ambos saludables en la superficie, pero cuando la mente se vuelve dependiente del placer interno de liberar dopamina, se crea un ciclo de recompensa y ansiedad. Correr constantemente puede hacer que una persona se sienta culpable o inútil si se toma un descanso, del mismo modo que trabajar sin parar para un empleado que trabaja duro puede deberse al miedo al estancamiento y la inutilidad. En ambos, la sensación de control y éxito se convierte en un narcótico cuya ausencia provoca ansiedad.

Un corredor puede recorrer distancias más largas o velocidades más rápidas para lograr el mismo nivel de satisfacción. Un proceso similar ocurre en el adicto al trabajo, que busca constantemente nuevos proyectos u objetivos más difíciles para recrear la misma sensación de entusiasmo y superioridad. La similitud es obvia en el mecanismo biológico del cerebro: se activan los mismos circuitos de recompensa que en las adicciones conocidas.

2- Buscando significado desde el camino de la actuación

En ambos grupos, el significado no proviene del ser sino del hacer. Un corredor se siente inútil cuando se detiene y un empleado se siente ansioso cuando está de vacaciones. De hecho, su mente ha aprendido a extraer el “yo valioso” del nivel de desempeño diario. Esta dependencia del rendimiento (Performance dependency) hace que cada pausa sea considerada como una amenaza contra la identidad. Por este motivo, correr o trabajar continuamente no es para ellos una elección, sino una protección contra la ansiedad interior.

Muchos corredores, cuando se lesionan, recurren a actividades alternativas como la natación o la bicicleta en lugar de descansar. Por el contrario, los empleados o gerentes adictos al trabajo se dedican a proyectos personales o responden correos electrónicos durante su tiempo libre en lugar de tomarse un descanso mental. En ambos, la mente no puede soportar el “vacío”.

3- Escapar de la mente, refugiarse en la repetición

En lo profundo de ambos comportamientos hay una evitación de la autoconfrontación. Correr continuamente, como dicen los psicólogos, puede ser una forma de meditación forzada. En lugar de sentarse y pensar, una persona apaga la mente mediante el movimiento físico. Lo mismo ocurre con el trabajo. Un adicto al trabajo aprovecha para reflexionar sobre sus sentimientos acumulando tareas y horarios apretados. Ambos comportamientos crean una forma de silencio mental artificial que parece concentrado, pero que en realidad produce una especie de entumecimiento emocional.

Cuando la mente huye de la tristeza, el miedo o el fracaso, recurre a alternativas controlables en lugar de tratamientos. Correr y trabajar son dos refugios controlados que evitan que la mente colapse pero también impiden una verdadera curación.

4- Sentido de competencia y autoafirmación bajo la apariencia de disciplina

Uno de los puntos en común clave entre ambos grupos es la obsesión por la competencia. Correr puede empezar por salud o placer al principio, pero pronto se convierte en un campo de autovalidación. La velocidad, la distancia y el récord se convierten en indicadores de valor personal. La misma lógica se aplica en el lugar de trabajo. El empleado o gerente se compara con los demás y mide su valor con la productividad o las horas de trabajo. En ambos, el criterio externo reemplaza a la satisfacción interna.

Este deseo de competir tiene sus raíces en la necesidad de validación. Tanto el corredor como el adicto al trabajo temen en el fondo no ser suficientes, por lo que intentan controlar la ansiedad a través de la disciplina y el esfuerzo sin fin. Pero el resultado suele ser el contrario. Porque con cada éxito, el techo de las expectativas aumenta y la paz se vuelve más lejana.

5- Placer a partir del dolor: la paradoja del sufrimiento y la satisfacción

En ambos grupos existe una relación compleja entre dolor y placer. Después de unos kilómetros, el corredor llega a una etapa en la que el cuerpo arde pero la mente se siente eufórica. Este fenómeno, llamado “euforia del corredor”, es el resultado de la liberación de endorfinas y endocannabinoides en el cerebro. El mismo mecanismo ocurre en muchos trabajos. Cuando un empleado o gerente adicto al trabajo se sumerge durante horas en un proyecto, experimenta una especie de intoxicación mental causada por la concentración total, lo que se conoce como “flujo”.

Pero el peligro está oculto en este punto. La mente asocia el dolor o la presión con el placer. Entonces, en lugar de evitar la fatiga o el estrés, lo exige. Correr hasta lesionarse o trabajar hasta el agotamiento (Burnout) se convierte gradualmente en la norma. En ambos casos, uno se siente internamente orgulloso de haber “sobrevivido a los demás”. Pero este sentimiento es en realidad la misma adicción que se esconde en la forma del honor.

6- El tiempo como materia prima de la identidad

Para los adictos al trabajo y los corredores, el tiempo es un concepto sagrado pero frágil. Quieren tiempo no para experimentar, sino para consumir. Horas, kilómetros y horarios se convierten en unidades de valor. Si pasa un día sin correr o sin reunirse, les parece una pérdida de tiempo. De hecho, el tiempo aquí es un medio para probar la existencia.

Esta mentalidad desdibuja la línea entre la vida personal y el desempeño. Cada momento debe tener “fruto” y, si no lo tiene, aumenta la ansiedad. Lo que se esconde detrás de este comportamiento es el miedo al sinsentido y al vacío. Como resultado, la mente evita enfrentar su vacío existencial llenando cada momento con actividad. Este tipo de consumo de tiempo, en última instancia, hace que la vida sea una serie de tareas y números, no experiencias reales.

7- Retroalimentación externa como combustible interno

Correr y trabajar son actividades inherentemente internas, pero cuando la mente se vuelve dependiente de la validación externa, el significado cambia. Muchos corredores publican su ruta y ritmo en las redes sociales para que otros los vean, del mismo modo que los empleados o gerentes se sienten motivados por las recompensas, los ascensos o los elogios del jefe. Ambos grupos aparentemente están creciendo, pero en realidad han pasado de la “motivación intrínseca” a la “motivación extrínseca”.

El problema es que cuando se corta la retroalimentación externa, el sistema psicológico sufre. Si nadie admira el récord del corredor o su manager no ve su éxito, regresa el sentimiento de inutilidad. Como resultado, uno queda atrapado en un ciclo de visualización y comparación. La satisfacción no surge desde dentro, sino que se alimenta de la mirada de los demás y de los estándares externos. Este mecanismo provoca en última instancia una grave fragilidad en la autoestima.

8- La disciplina como máscara de la ansiedad

Ambos grupos parecen disciplinados desde fuera. La planificación detallada, los horarios específicos para despertarse, las listas de tareas diarias y los ejercicios cronometrados demuestran determinación. Pero, de hecho, muchos de estos comportamientos no surgen de la fuerza de voluntad sino de una ansiedad oculta. Correr obsesivamente es una forma de escapar de la inquietud de la mente. Así como el exceso de trabajo puede ser una herramienta para silenciar esa voz interior que sigue preguntando: “¿Eres suficiente?”

La disciplina tiene aquí una doble cara. Por un lado, aporta una sensación de control, por otro lado, reemplaza gradualmente la flexibilidad y la autocompasión. El resultado es que el individuo percibe cualquier retirada o descanso como un fracaso. La mente se involucra en un cálculo constante y el concepto de felicidad o comodidad se aleja del campo mental.

9- Agotamiento físico y emocional escondido bajo la apariencia de salud

Un corredor puede tener un cuerpo fuerte y en forma, y ​​un adicto al trabajo puede presentar un rostro activo y exitoso. Pero en las capas inferiores, ambos están implicados en un profundo desgaste. El cuerpo de un corredor puede sufrir inflamación crónica o daño en las articulaciones bajo estrés constante, mientras que la mente de un empleado sufre alteraciones del sueño, ansiedad y entumecimiento emocional bajo presión constante.

Curiosamente, ambos grupos ignoran las señales de advertencia. El dolor muscular es una señal de progreso para un corredor y la fatiga mental es una señal de sacrificio para un empleado. Esta interpretación invertida de los signos hace que las advertencias del cuerpo y de la mente sean silenciadas y que el proceso de erosión continúe. Con el tiempo, ambos se acercan al punto de inflexión en su camino aparentemente saludable.

10- Buscando la salvación en movimiento sin fin

En el fondo, ambos grupos buscan algún tipo de redención personal. Para muchas personas, correr es una forma de despejar la mente de culpa, preocupación o sentimientos de fracaso. El trabajo también puede convertirse en un medio de salvación, como si si se esforzaran lo suficiente finalmente encontraran la paz. Pero la paradoja es que esta paz nunca llega. Porque la mente está acostumbrada al movimiento sin fin.

En este caso, una persona disfruta de “convertirse” pero nunca llega a “ser”. Correr o trabajar se convierte en un medio para escapar del ahora. Nunca se desvían porque creen que detenerse equivale a caer. Mientras que la verdadera cura puede estar en el mismo silencio del que llevan años huyendo.

Resumen final

Tanto los adictos al running como los adictos al trabajo siguen un mecanismo mental similar en un nivel oculto. En su búsqueda de significado, control y paz, se encuentran atrapados en un ciclo de lucha sin fin. Correr no es sólo un deporte para ellos, así como el trabajo no es sólo un trabajo para los demás, sino que ambos son una forma de apagar la ansiedad y escapar del silencio interior. Detrás de la apariencia de disciplina y energía se esconde el miedo al estancamiento y los sentimientos de inutilidad. Encuentran placer en el sufrimiento y progreso en el agotamiento, sin darse cuenta de que la línea entre salud y obsesión se ha desdibujado en sus mentes. Sin embargo, comprender esta similitud puede ser el primer paso para volver al equilibrio. Volver al punto en el que uno puede correr o trabajar, pero no para escapar, sino para disfrutar de vivir.

❓ Preguntas frecuentes (FAQ)

1. ¿Correr puede ser tan adictivo como hacer ejercicio?
Sí, cuando correr pasa de ser un objetivo de salud a una obsesión y una necesidad mental, se activa el mismo circuito de recompensa y ansiedad que se ve en la adicción conductual.

2. ¿Cuáles son las señales de que una persona es adicta a correr o trabajar?
Cuando el descanso provoca sentimientos de culpa, inquietud o inutilidad, o cuando una persona no puede relajarse sin actividad, el comportamiento es adictivo.

3. ¿Es siempre perjudicial correr o la adicción al trabajo?
Puede ser útil en equilibrio, pero cuando se ignora el límite entre la salud física y mental, tendrá el efecto contrario y conducirá al agotamiento.

4. ¿Cómo romper este ciclo?
Redefiniendo la autoestima basándose en la existencia más que en el desempeño, y practicando pausas conscientes en la actividad. El asesoramiento psicológico también puede ser eficaz para reconstruir patrones de pensamiento.

5. ¿Este tipo de adicción está relacionado con algún género u ocupación específica?
no Cualquiera que cree un sentido de identidad a través del desempeño corre el riesgo de desarrollar una adicción conductual al trabajo o actividades similares.

6. ¿La tecnología y las redes sociales han exacerbado este ciclo?
Si batir récords, competiciones virtuales y una cultura de productividad constante han reforzado la necesidad de validación externa y han acelerado el ciclo de la adicción.

Para lectores internacionales:

estas leyendo 1pezeshk.comfundado y escrito por el Dr. Alireza Majidi, el blog persa más antiguo aún activo, escrito principalmente en persa pero a veces visible en los resultados de búsqueda en inglés por coincidencia.

El título de esta publicación es Diez rasgos compartidos entre adictos al running y adictos al trabajo. Explora los paralelos psicológicos entre la obsesión por correr y la adicción al trabajo, mostrando cómo ambas surgen de la misma búsqueda de control, significado y alivio de la ansiedad interior. Tanto los corredores como los adictos al trabajo persiguen el progreso para evitar la quietud, sin darse cuenta de que la paz no reside en el movimiento sin fin sino en el equilibrio consciente.

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